14 marzo, 2012

YOU

Nuevamente aquí, mi madrugada se convierte en una acojedora descarga.
Si, eras lindo, pero en aquel momento no te miré con los ojos que te miro ahora, allí más bien era una  brisa de encanto... 
Más tarde me fui dando cuenta de las cosas, pero siempre intenté evitar demostrarte esas ganas eternas, hasta que un día me las demostraste vos, no seas necio, no intentes negar que aunque las cosas fueron rápidas, fueron hermosas, y que con tu sonrojado rostro y tu humilde sonrisa pudiste cambiar mi modo de ver la vida.
Tal vez, no me enseñaste a no fumar sin desayuno como se lo hicieron a Arjona, pero si pudiste ser en mi un rumbo, el motor que me impulsó a seguir, también recordándome que no todo lo que parece bello tiene que serlo.
Si, te besé, fue un claro impulso, estábamos solos, y todo fue muy espontáeo, te miré a los ojos y pedí que esa noche dure para siempre, y allí mismo me di cuenta que las estrellas cubrían el cielo de luz.
Me recosté en tu pecho... Las estrellas seguían ahí, y allí te volví a mirar, y desde ese día, no pude dejar de hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario